Telas de lenguas
Los estampados más famosos de la isla de Mallorca son las conocidas telas de lenguas, antiguamente conocidas como flámulas por los característicos motivos que recuerdan las llamas de una hoguera. Se pueden encontrar en cortinas, manteles o cojineras.
La situación geoestratégica de la isla de Mallorca permitió un importante comercio con Asia y Europa. Las telas orientales fueron evolucionando hasta convertirse en un producto autóctono de la isla; hasta tal punto que son todo un imprescindible en las casas mallorquinas.
Se fabrican mediante una técnica conocida con el término ikat, una práctica de producción de tejidos mediante un procedimiento de teñido que requiere de gran destreza. El hilo es tintado antes de ser tejido y el motivo va apareciendo a medida que se va trabajando.
Perlas
La población mallorquina de Manacor destaca internacionalmente por la elaboración artesanal de perlas, todo un símbolo de poder y riqueza por su atractivo estético y su escasez natural. Este proceso de obtención amplió la oferta y redujo el precio del producto.
Este producto se empezó a fabricar a principios del siglo pasado gracias a los alemanes Eduard y Karl Heusch, que obtuvieron la primera patente del mundo para fabricar perlas artificiales. Cuando la patente se agotó en 1948, ya fabricaban más de doscientas mil unidades diarias.
Estas perlas están compuestas de un núcleo de cristal opalino, que presenta las mismas características de densidad y peso que las mejores perlas cultivadas y está recubierta de varias capas de lo que se denomina esencia de perla, un extracto que se obtiene de elementos orgánicos procedentes del Mediterráneo.
Para muchos, las mejores marcas de imitación de perlas de la isla son las Perlas Majorica y las Perlas Orquidea. Si estáis buscando un detalle para alguien que le guste la joyería, ¡seguro que con estas vais a acertar!
Cerámica
En la isla de Mallorca existe una larga tradición en cerámica. La alfarería ha pasado a convertirse con el tiempo en un artículo decorativo con gran valor etnográfico. En concreto, la cerámica mallorquina integra señas identitarias de los fenicios, cartagineses, griegos y musulmanes.
Desde la Baja Edad Media, los alfareros se agrupaban en los gremios de ollers, gerrer y teulers. Los principales núcleos de producción mallorquina se encontraban en la capital Palma de Mallorca, Inca, Pòrtol y Felanitx.
Entre las piezas más características destacan las greixoneres (cazuela de barro barnizado), las gerretas felanitxeras (pequeñas jarras decoradas con multitud de relieves), las tejas pintadas (que se decoran de motivos variados en la zona curva interior) y los siurells o pitos cerámicos (silbatos cerámicos con forma humana).
Calzado
La industria del calzado también tiene un largo recorrido histórico en Mallorca. Podemos distinguir dos tipos de zapatos mallorquines, las espardenyas y las porqueras.
Las alpargatas, también conocido como espardenyas, eran el calzado tradicional mallorquín por excelencia. Un calzado barato dirigido a las clases más humildes que se componía de una suela hecha con un trenzado de fibras vegetales y una parte superior realizada con tela.
Por otro lado, las porqueras supusieron toda una revolución en la década de 1920 cuando sustituyeron a los zapatos de esparto, que quedaban inservibles cuando la suela de esparto se mojaba. Las suelas estaban hechas de neumáticos inutilizados y la estructura era de loneta, piel y cuero.
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