Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en la categoría de Paisaje Cultural, la Sierra de Tramontana es uno de los grandes tesoros naturales de Mallorca. Esta imponente cordillera se extiende a lo largo de unos 90 kilómetros, recorriendo el noroeste de la isla desde Andratx hasta Pollença. Su carácter monumental y la fuerza con la que se asoma al Mediterráneo la convierten en un lugar imprescindible para quienes desean conocer la esencia más genuina de Mallorca.
Un entorno de gran valor natural y cultural
La Sierra de Tramontana destaca por su geografía escarpada, un paisaje abrupto donde las montañas se elevan con fuerza sobre el mar Mediterráneo. Su nombre proviene del viento de tramontana, una corriente fría y seca que sopla desde el norte y que, durante siglos, ha moldeado el paisaje. Aquí se encuentran los picos más altos de Mallorca, como el Puig Major (1.445 metros) y el Puig de Massanella (1.364 metros).
Su orografía ha creado un entorno que alberga una biodiversidad extraordinaria: en sus laderas se refugian veinticinco especies botánicas endémicas y hasta siete endemismos que solo pueden encontrarse en Mallorca, lo que convierte a la sierra en un santuario natural para la flora y la fauna mediterráneas.
Senderismo por la Sierra de Tramontana
El senderismo es una de las mejores formas de adentrarse en la esencia de la Sierra de Tramontana. A través de antiguos caminos de piedra, rodeados de olivares, encinas y panorámicas espectaculares, los senderistas pueden recorrer algunos de los paisajes más auténticos de la isla. La ruta de Pedra en Sec (GR-221), que atraviesa la sierra de punta a punta, es el sendero de gran recorrido más emblemático de Mallorca. Conecta refugios de montaña, miradores naturales y pueblos con encanto a lo largo de una red de etapas bien señalizadas, ideales tanto para caminatas cortas como para travesías de varios días.
Pueblos con encanto en la Sierra de Tramontana
Entre cumbres, olivares y terrazas de piedra seca se esconden algunos de los pueblos de montaña más pintorescos de Mallorca. En la costa noroeste se encuentra Deià, con su luz mágica y su tradición artística, atrae a pintores, músicos y escritores desde hace décadas. Más hacia el sur, enclavado entre montañas, el pueblo de Valldemossa seduce con sus calles empedradas, casas de piedra y el recuerdo imborrable de Chopin y George Sand. Al norte del valle, el pueblo de Sóller, con su animada plaza, su arquitectura modernista y su mítico tren de madera que conecta con la ciudad de Palma, es uno de los rincones con más personalidad de la isla.
Lugares imprescindibles en la Sierra de Tramontana
Uno de los lugares más emblemáticos de la Sierra de Tramontana es el Torrent de Pareis, una impresionante garganta esculpida por el agua a lo largo de milenios, cuyas imponentes paredes calcáreas desembocan en la playa de Sa Calobra. Este rincón aislado y salvaje puede alcanzarse a pie por una ruta exigente o en coche a través del Nus de Sa Corbata, una carretera de curvas imposibles que se adapta al relieve con una espectacularidad única.
Al norte, el paisaje se eleva aún más en la península de Formentor, donde el mirador de Es Colomer ofrece una de las vistas más impresionantes del Mediterráneo. La carretera que lleva hasta el Faro de Formentor, en el extremo más septentrional de la isla, es una experiencia en sí misma: un recorrido escénico entre acantilados, pinares y mar abierto que culmina en uno de los puntos más fotogénicos de Mallorca.
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