Castilla-La Mancha es conocida por sus históricos molinos de viento. Estos gigantes de la ingeniería tradicional han sido testigos de siglos de historia y forman parte de la tradición y la literatura manchega. ¡Acompáñanos en este viaje por el corazón de Castilla-La Mancha y descubre los molinos de viento que han capturado la imaginación de generaciones!
1. Alcázar de San Juan (Ciudad Real)
Dicen que el Cerro de San Antón es el mirador de la Mancha. Ubicado en lo alto de Alcázar de San Juan, este lugar está habitado por cuatro molinos de viento (Fierabrás, Rocinante, Barcelona y Barataria) que sobreviven a los diecinueve que llegaron a haber. Un rincón ideal para disfrutar de esos atardeceres que dejan huella.
Además de contar con estos cuatro gigantes, la población de Alcázar de San Juan tiene a Miguel de Cervantes como hijo predilecto y, además, se reivindica como el lugar donde fue bautizado el literato. La historia está tan vinculada a este último que, incluso, podrás visitar el Museo Casa del Hidalgo y el Centro de Interpretación Cervantino. En definitiva, esta localidad manchega es una parada obligada de la Ruta Don Quijote.
2. Consuegra (Toledo)
En el cerro Calderico de Consuegra se encuentran doce tradicionales molinos de viento, de los cuales tan solo cinco conservan su mecanismo en buen estado, algo que no es de extrañar teniendo en cuenta que estos gigantes empezaron a cobrar vida en el siglo XVI. Estos molinos conforman uno de los horizontes más bonitos de España.
Muy cerca de esta zona se encuentra el Castillo de la Muela, uno de los castillos mejor conservados de Castilla-La Mancha. Este antiguo alcázar fue construido en el siglo X durante la dominación musulmana y reformado tras la Reconquista y un punto estratégico muy importante en las rutas comerciales y militares durante la Edad Media. Hoy en día, el Castillo de Consuegra ofrece espectaculares vistas panorámicas de la región y de los molinos del cerro Calderico, ¡te aconsejamos no perdértelo!
3. Campo de Criptana (Ciudad Real)
Los molinos de viento de Campo de Criptana son, con diferencia, los más famosos. Se dice que fueron los que inspiraron a Miguel de Cervantes para la escritura de las andanzas del ingenioso caballero Don Quijote. Por aquel entonces, eran entre 30 y 40 molinos, mientras que en la actualidad tan solo 10 de ellos siguen en pie. Burleta, Infanto y Sardinero son los únicos que mantienen la estructura original del siglo XVI y pueden hacer funcionar sus aspas.
Otro de los lugares para descubrir en Campo de Criptana son las casas cueva, viviendas que se excavaban en la roca que hay en la ladera donde se encuentran los molinos. Hoy en día, estas curiosas moradas están abiertas para que el público pueda visitarlas e imaginar cómo habitaban los manchegos antiguamente.
4. Mota del Cuervo (Cuenca)
En lo alto del cerro conocido como el Balcón de la Mancha, en Mota del Cuervo, siete molinos de viento habitan un rincón donde mirar al horizonte es, simplemente, espectacular. Aunque todos esconden una historia, uno de ellos es el más famoso. Hablamos de Zurdo, bautizado así por el movimiento de sus aspas, que seguían un sentido contrario al del resto de sus amigos gigantes. Actualmente, solo tres de ellos se pueden visitar.
5. Miguel Esteban (Toledo)
El cerro de San Isidro, en la población de Miguel Esteban, es el lugar donde habitan cuatro molinos de viento con una misión, la de custodiar la ermita de San Isidro. Los molinos, construidos entre los siglos XVI y XVIII, han sido restaurados y preservados como parte del patrimonio cultural local.
Miguel Esteban es, también, un municipio que presume de ser la cuna del singular personaje Don Quijote. Según los expertos, un hidalgo de este rincón fue la musa que inspiró a Miguel de Cervantes a crear el caballero. Si esto es así, poco imaginaba aquel hidalgo que iba a inspirar lo que, años más tarde, llegó a ser una auténtica joya literaria.
Alojamiento en Alcázar de San Juan
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El Hotel Intelier Airén está ubicado muy cerca del casco histórico de la población. Dispone de una gran piscina exterior situada en los jardines del hotel y una zona wellness con un pequeño gimnasio y un espacio para relajarse con bañera de hidromasaje, piscina cubierta, jacuzzi y sauna. También cuenta con su propio restaurante, el restaurante Airén, donde encontrarás una cocina de autor con toques manchegos.
¡Te esperamos con los brazos abiertos en Alcázar de San Juan!
